Por Miguel Pérez Corrales
Tras muchos
avatares referidos en la página de créditos, A Phala, “revista del movimiento
surrealista” que dirige Sergio Lima, acaba de publicarse. Pocos ejemplos tan
claros de la continuidad del surrealismo como esta revista-almanaque, cuyo
número 1, “catálogo de la primera exposición surrealista, teniendo como temas
la mano mágica y el andrógino primordial”, vio la luz en agosto de 1967. En
medio no queda un vacío, sino la actividad incesante de Sergio Lima, no solo de
una extraordinaria riqueza personal sino, por un lado, aglutinadora de fuerzas
en el Brasil, con varios grupos surrealistas, y, por otro, bien ligada al
surrealismo de los más variados lugares.
A Phala supera pues
con creces el otro interregno más largo de las revistas del surrealismo: el de
Analogon, que entre su número primero y el segundo dejó pasar 21 años. Analogon
ya no ha parado, y en cuanto A Phala sabemos que está en marcha un tercer
número, para el próximo año.
Este número consta
de 407 páginas exactamente en el mismo formato y con las mismas características
del primero, que tenía 160. Una de las primeras cosas positivas que hemos de
resaltar es que la revista carezca por completo de subvenciones o apoyos
institucionales o de cualquier otro tipo, lo que tiene más mérito al tratarse de
una edición de calidad, con buen papel y compleja maquetación de Rodrigo Mota,
que hubo al final que adaptar a una serie de actualizaciones y añadidos.
Por descontado, la
revista lleva el sello personalísimo de su director, de sus preocupaciones y
sus amistades electivas. Al final de cada texto de las materias pautadas, hay
una frase o definición de la imagen en el surrealismo, ya que, a los temas del
67, o sea la mano mágica y el andrógino primordial, suceden o corresponden
ahora los de la imagen explosiva y el retorno por lo salvaje.
El centro
astrológico de la revista es un muy bello calendario de efemérides
surrealistas, que, como ocurre tan frecuentemente en el surrealismo, no es más
que una puerta que se abre, ya que aquello que nos ofrece es solo un atisbo de
lo que se podría descubrir y hacer.
La vertiente
brasileña, como es de esperar, resulta la más rica: documentos sobre la
exposición del 67, la carta abierta a Óscar Domínguez que Fátima Roque leyó en
Tenerife cuando el congreso Surrealismo Siglo21, un texto sobre el collage de
Maria Regina Marques, los dibujos de Heloísa Pessôa, las historietas en verso e
imagen de Zuca Sardan, un ensayo de Deusdédit de Morais y Marcus Salgado sobre
Cruz e Sousa/Gérard de Nerval, textos de los “surrealistas negros” del Brasil
antologados por Franklin Rosemont y Robin D. G. Kelley, las “pinturas negras”
de Paulo Leite, las calcomanías “Retorno a lo salvaje” de Sergio Lima
precedidas de su ensayo “El retorno por el primitivismo es la vuelta a lo
salvaje de la imagen”, un reportaje sobre el arte de los indios del Amazonas y
un amplio dossier del grupo deCollage, que ha aliado fuerzas con Sergio Lima y
sus amigos en este número capital.
La vertiente
americana se completa con Ludwig Zeller y los poemas y collages de “Mujer en
sueño”, Alejandro Puga y la selección de fragmentos de “Pájaro galante”, un
largo poema de María Meleck Vivanco con entrevista de Raúl Henao y un dossier
Buenos Aires con poemas de Silvia Guiard, Pablo Baldomá y Carmen Bruna más el
ensayo de la primera (ya conocido, pero que no está de más que aparezca también
aquí) sobre “el Surrealismo en la lucha contra la Dictadura”. La conexión São
Paulo-Buenos Aires viene de lejos, y también hay aquí ilustraciones de Víctor
Chab y Jorge Kleiman.
No podía faltar la
presencia portuguesa, con destaque para Mário Cesariny, un poderoso aliado de
Sergio Lima en Portugal durante décadas, como hoy lo es Miguel de Carvalho,
cuya Cabo Mondego Section of Portuguese Surrealism hubiera estado en este
número bien presente de no haber estado la revista en el dique seco estos
últimos años. Incluso este segundo número se presenta como un homenaje a
Cesariny, partícipe del primero y animador del proyecto de un segundo.
Siguiendo con el
ámbito europeo, tenemos: los “Lugares soñados” de Lou Dubois (relatos y
collage); el “Free Jazz” de Rik Lina (relación de algunas de sus aventuras
automatistas); las fotos de Javier Gálvez; un dossier Svankmajer donde se
incluye su magnífico “Decálogo”; ensayos de François Leperlier (sobre Le point
sublime, obra cumbre de Georges Sebbag), Michael Löwy (sobre Claude Cahun),
Alain Joubert (hablándonos de Breton y de Gombrowicz), Georges Sebbag (“Futuro
futurista, presente dadá y tiempo sin hilo surrealista”) y Roger Renaud (dos de
los soberbios textos antirromanos que publicó en el Bulletin de Liaison
Surréaliste); tres páginas manuscritas de Locus Solus...
El grupo de París,
decisivo en la exposición de 1967, marca aquí su presencia con una “carta
abierta” de 2005 en que traza su historia desde aquella época y con un
“Teléfono árabe surrealista”. Otro de los muchos enlaces con el primer número
es la presencia de Benjamin Péret, al haber Sergio Lima unido el poema con
títulos de filmes que publicó Péret en L’âge du Cinéma allá por 1951 al relato
con títulos de cuadros de Magritte que dio a conocer Her de Vries en 1995
(“Esto no es una simple historia de amor”). Dos experimentos lúdicos con el
sello imaginativo del surrealismo.
Me resta, en esta
reseña descriptiva, referirme al homenaje a Renzo Margonari y a los “retratos
relámpago”. El homenaje a Margonari fija su atención en un gran artista que se
ha movido en un contexto bastante hostil al surrealismo: Italia, y que además
ha sido perjudicado, desde un punto de vista estrictamente surrealista, por una
desafortunada caracterización de su pintura como “parasurrealista” y por el
hecho de haber formado parte del movimiento Phases, que a veces ha supuesto,
para los más dogmáticos o sectáreos, una marca de distancia del surrealismo, lo
que si en ciertos casos es cierto, en otros, como es el caso de Margonari, no
se verifica en absoluto.
Los “retratos
relámpago” continúan este apartado de homenajes, conformando una sección muy
atractiva y bellamente diseñada, con Murilo Mendes retratando poéticamente a
Lautréamont, a André Breton y a Elsie Houston, Raúl Henao a Jorge Cáceres, Tony
Pusey y Philip West y Gilbert Lely a su amado Sade.
¡Qué revista del
surrealismo! Digamos por último que en España se distribuye regularmente, ya
que ha sido editada e impresa allí (con el apoyo decisivo de la editorial
tinerfeña La Página).